Carlos Alonso nació en Tunuyán, provincia de Mendoza el 4 de febrero de 1929 y se crió en la chacra familiar. En 1944 ingresó en la Academia Nacional de Bellas Artes de Cuyo, y su acercamiento a la literatura será una constante en su carrera llegando incluso a ilustrar varios libros.
Su primera exposición individual fue en la Galería Giménez de la ciudad de Mendoza, cuando contaba tan sólo 20 años. Al año siguiente viaja a la ciudad de Tucumán para
estudiar con Lino Enea Spilimbergo. El Jardín de la República se había convertido en esa época en un gran polo cultural, donde se dieron cita relevantes artistas que desarrollaron docencia en el Instituto Superior de Bellas Artes de la Universidad.
A los 24 años decidió probar suerte en Buenos Aires, recorrió las galerías de arte mostrando sus dibujos y rápidamente logró realizar una exposición que tuvo una excelente aceptación del público. Al año siguiente viajó a Europa, donde permaneció seis meses recorriendo Madrid, Barcelona y París. En estas ciudades tomó contacto con las obras de los grandes maestros, siendo El Greco y Picasso sus mejores referentes.
Carlos Alonso es un notable pintor, pero un día decidió entretenerse haciendo una escultura con objetos en desuso, y el resultado de esto, es “El gato de Tito”.
En 1957 ganó varios certámenes de ilustración. A su regreso a la Argentina se radicó en Unquillo, un pueblito en las sierras de Córdoba. Allí Carlos Alonso vive y trabaja, justo al lado de donde su maestro Lino Enea Spilimbergo viviera los últimos años.
Carlos Alonso es un notable pintor, pero un día decidió entretenerse haciendo una escultura con objetos en desuso, y el resultado de esto, es “El gato de Tito”.
Año: 2003
Técnica: Bronce a la cera perdida
Medidas: 140 x 220 x 50 cm